A medida que envejecemos, tendemos a practicar menos ejercicio. Normalmente, esto se debe a las dificultades generadas por la salud y los achaques de la edad. Sin embargo, lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de combatir la fatiga en personas mayores es la actividad física. No es necesario que sea de alta intensidad, es habitual que los músculos comiencen a atrofiarse y sea cada vez más complicado seguir una rutina exigente en cuanto al deporte, pero puedes optar por ejercicios más sencillos y ligeros.
Estas rutinas se pueden aplicar en casa, o en los alrededores, dando pequeños paseos que pueden aportar grandes beneficios. De esta forma, los mayores podrán reducir el riesgo de caídas, aumentar la capacidad cognitiva o mejorar su salud cardiovascular. Incluso puede repercutir en la conciliación del sueño por la noche, un problema muy común con el paso de los años.
Empieza poco a poco
No es conveniente darlo todo desde el primer día, sobre todo cuando no hay una costumbre adquirida. Lo recomendable es ir cediendo cada día más tiempo a las rutinas de ejercicio físico, empezando con 10-20 minutos diarios e ir alargando el tiempo a medida que pasan los días. No debes forzar el cuerpo, los ejercicios deberían ser suaves, sin llegar al punto de dañar los músculos o sentir dolor intenso.
Para evitar sustos o lesiones deberías realizar una serie de estiramientos antes y después de practicar deporte. Además, la investigación científica apunta que las mujeres en edad de menopausia deberían dar, como mínimo, una caminata tranquila de 30 minutos al día. Es una forma de reducir la fatiga general y los sofocos provocados por la menopausia en particular.
Contra la fatiga, hidratación
Puede parecer algo obvio, pero no se practica tan a menudo como debería. Quizás en verano aproveches más para hidratarte a base de bebidas refrescantes o para aliviar los sofocos del calor, pero es algo que deberías hacer durante todo el año. En caso de sufrir fatiga, la hidratación ayuda a disminuir la temperatura interna al mismo tiempo que proporciona la reposición que el cuerpo necesita después de la sudoración.
Por otra parte, debes cuidar tu alimentación, añadiendo a tu dieta productos integrales y nutritivos. En este sentido, es conveniente limitar o, directamente eliminar, el azúcar y los carbohidratos refinados.
Alimentación y suplementos nutricionales
En caso de fatiga constante o sofocos relacionados con la menopausia, lo ideal sería visitar a un médico. Un profesional de la salud te puede recomendar una dieta adecuada para tu organismo. También puedes preguntar al especialista acerca de los suplementos alimenticios más apropiados para cada ocasión, preferentemente elaborados a partir de ingredientes naturales, sin efectos secundarios.
La vitamina E, el trébol rojo o los fitoestrógenos del ñame son algunos de los remedios más recurrentes para las mujeres menopáusicas. Concretamente, un complemento dietético a base de cohosh negro puede ser el más indicado para aliviar los sofocos.
Por último, en el caso de las especias, muchas de ellas sirven para que nuestros platos estén más sabrosos y en invierno son ideales por sus propiedades a la hora de ayudar a evitar resfriados. No obstante, la fatiga y los sofocos elevan la temperatura interior de nuestro cuerpo, por lo que no es aconsejable que recurras a este tipo de especias durante la menopausia o cuando te sientes fatigado. En cambio, algunos alimentos recomendables pueden ser los pepinos, los berros o la fruta fresca en general, con valores nutritivos beneficiosos para tu salud.