Síntomas de inflamación: ¿Cómo reconocerlos?

La mayoría de las personas visualizan la inflamación a través de signos externos: hinchazón, hematomas, enrojecimiento, etc. Pero también puede tratarse de una afección invisible a simple vista y juega un papel importante en gran cantidad de enfermedades (cáncer, diabetes, Alzheimer, afecciones cardiacas…).

¿Qué es la inflamación?

Se trata de una respuesta de nuestro organismo cuando algo no funciona bien, por lo que la inflamación se puede ver desde una perspectiva positiva. Esta nos ayuda a reconocer un virus, bacteria o herida, dándonos la opción de eliminar un agente ofensivo a tiempo, lo que nos puede permitir curarnos. No obstante, si la inflamación no se detecta a tiempo puede convertirse en algo negativo, complicando nuestra salud.

Para que no vaya a más, una de las opciones más recomendables es el uso de un antiinflamatorio natural, elaborado en muchas ocasiones por extractos vegetales o nutrientes que sirven de apoyo para nuestra salud. Los puedes encontrar en forma de suplementos alimenticios, aunque deberías consultar con un profesional de la salud para que te oriente acerca de los productos o ingredientes que pueden ser más apropiados para reducir tu inflamación, dependiendo del paciente y de la zona del cuerpo en la que se encuentre.

¿Cómo actúa el organismo ante una inflamación?

Por ejemplo, si te cortas el brazo con una rama, tu cuerpo envía inmediatamente células inmunitarias para combatir cualquier infección y ayudar a que la piel vuelva a unirse. Esta es una inflamación aguda, de corta duración (generalmente dos semanas) y se considera una respuesta inmune saludable. Sin embargo, hay algunas células críticas que activan diferentes aspectos del sistema inmunológico para que, durante los próximos días o semanas, dependiendo de la profundidad del corte, tu piel pueda curarse sin intervenciones alternativas, excepto para mantener el área limpia y protegida.

Este ejemplo nos puede servir cuando hablamos sobre una infección de las vías respiratorias superiores. Tu sistema inmunitario tiene la capacidad de enviar células para combatir el virus o las bacterias, lo que ayuda a su cuerpo a resolver esta infección.

En cambio, la inflamación puede ser algo malo cuando las células inmunitarias que normalmente luchan contra las infecciones permanecen en alta velocidad mucho después de que se haya eliminado el agente infeccioso. Esto ocurre en un sistema inmunológico desregulado y puede volverse crónico. Cuando las personas no tienen una buena regulación inmunológica, sus células inmunes pueden empezar a atacar a sus propias células sanas. Este fenómeno puede conducir a enfermedades autoinmunes en las que el sistema inmunológico ataca el propio tejido conectivo de una persona, como el lupus sistémico o la artritis reumatoide.

¿Qué causa la inflamación?

Una de las causas principales de la inflamación puede ser la edad, es evidente que a través del envejecimiento se obtienen niveles elevados de varias moléculas inflamatorias. Esto puede deberse a una disfunción mitocondrial o a la acumulación de radicales libres.

Por otra parte, la obesidad, o el exceso de grasa en el cuerpo, contribuye a la inflamación porque las células grasas liberan ciertos compuestos inmunes llamados citocinas, algunas son amigables, pero otras no lo son. Cabe destacar que cuanta más grasa haya en el cuerpo, se liberarán más citocinas no amigables. Durante la pandemia hemos escuchado cómo la obesidad es una comorbilidad y pone a una persona en mayor riesgo de complicaciones graves por la infección de Covid-19. Esto se debe a que las personas obesas tienen más citocinas inflamatorias crónicas en su sistema y cuando sus sistemas inmunológicos se aceleran para combatir la infección viral, estos compuestos inflamatorios pueden crear una “tormenta”, lo que lleva a síntomas de Covid-19 más graves y lesiones en el tejido pulmonar.

En este sentido, seguir una dieta baja en nutrientes junto con alimentos de mala calidad con alto contenido de azúcar, grasas saturadas y sustancias químicas, puede promover una mayor producción de moléculas proinflamatorias, especialmente en personas con diabetes u obesidad. Por lo tanto, es recomendable seguir una alimentación rica en fitonutrientes (antioxidantes y bioflavonoides) para ayudar a mitigar la inflamación en curso. También es importante dejar de fumar en caso de hacerlo.

Otra causa puede ser el desequilibrio de hormonas sexuales como la testosterona y el estrógeno. Estas pueden suprimir la producción y secreción de varios marcadores proinflamatorios. Puedes mantener los niveles de hormonas sexuales través de la dieta, el ejercicio físico, el sueño y el manejo del estrés. Esto último es importante, ya que el estrés puede ser la causa de muchos trastornos del sueño, uno de los factores de riesgo independientes de inflamación crónica.

¿Para qué sirve un antiinflamatorio?

La inflamación crónica ocurre incluso cuando no hay una lesión que precipite y no siempre termina cuando la enfermedad o lesión se cura. Los antiinflamatorios pueden ayudarnos a aliviar el dolor y reducir esa inflamación que tantas molestias ocasiona. Dependiendo de la afección, el resultado puede ser rápido y definitivo o, quizás, todo lo contrario.

En resumen, todo tu cuerpo está conectado. Si tienes fatiga continua, dolor u otros síntomas crónicos, puede ser parte de un panorama más amplio. La buena noticia es que puedes mitigar la inflamación crónica y regular tu sistema inmunológico a través de cambios simples en el estilo de vida o recurriendo a suplementos alimenticios que te sugiera tu médico.

Sigue una dieta antiinflamatoria saludable, duerme lo suficiente y practica ejercicio. Esto ayudará a eliminar las toxinas de tu organismo. En todo caso, debes tomar decisiones saludables que apoyen tu salud psicológica y emocional, esto permitirá que te sientas mejor físicamente.

Referencias

Cefalu WT. Inflammation, insulin resistance, and type 2 diabetes: back to the future? Diabetes. 2009 Feb;58(2):307-8.

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  1. Comida Saludable diciembre 31, 2021

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